Recuerdo de las memorias de mi abuela, para quien las uvas con queso eran todo un manjar. Esta era la merienda que como mi abuela, tomaban tantas personas en los pueblos allá por 1920 y que siguieron haciéndolo como tradición durante toda su vida.
Merienda a la fresca, en el alféizar de la ventana, mientras se observa el pasear de los vecinos, que al pasar ante nosotros nos dan las buenas tardes y nos desean buen provecho.
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